jueves, 2 de noviembre de 2017

LA MUERTE DEL CRISTIANO

A la muerte de un cristiano nuestra fe le pone un nombre misterioso y hasta un poco escandaloso, es el mismo nombre que usamos para el momento más alegre, victorioso, del año,... la llama "Pascua".

1.- Porque "Pascua" significa "paso"

Pues del mismo modo que el pueblo de Dios pasó de la esclavitud de Egipto a la libertad saliendo de allí en medio de sufrimientos y terrores pero Dios abrió el Mar para que "pasasen"

así de la misma manera Jesús atravesó la muerte, con todo su misterio de dolor, miedo y soledad, siendo arrancado de su poder por el brazo del Padre,

precisamente para que el cristiano pueda vivir ese misterio primero sacramentalmente en el bautismo y luego físicamente en su propio "paso".

Es bellísimo que en el entierro de los cristianos cantamos el mismo salmo que en su bautismo: "El Señor es mi Pastor" (Salmo 22) el cual nos lleva de la mano cuando "pasamos" por las cañadas oscuras de la muerte y nos lleva a un lugar seguro, a los pastos verdes de la vida eterna, resucitada.

2.- Pascua es paso. Pero también el paso del Señor por nuestras vidas.

Igualmente que pasó por el campamento hebreo protegiendo con la sangre del Cordero las jambas de sus puertas para que no les tocara la destrucción así esa sangre toca los labios del agonizante en el viático -la última eucaristía- y sus manos y frente con el aceite de la extrema unción, aceite de fortaleza según la expresión del salmo 22: "me unges la cabeza con perfume y mi copa rebosa, me preparas para la batalla frente al enemigo".

Porque es cierto que la muerte es la última batalla de la vida ¡y cuánto cuesta morir a veces! qué misterio tan grande es esa prolongación del sufrimiento, pero nada sucede sin que nuestro Señor pase por ello convirtiéndolo en oportunidad de convertirnos más profundamente a El, de reparar y dolernos de nuestros pecados y prepararnos para soltar nuestro cuerpo (hasta que lo que recuperemos ya sin dolor ni miseria sino glorioso en el último día).

La muerte del cristiano es paso del Señor, es Pascua, es dolor y miseria muchas veces pero es más fuerte su Presencia.
 
Es está allí, no sólo al otro lado esperando sino allí, junto a nosotros, aún cuando muramos en la más terrible soledad de la peor de las muertes, no hay océano tan profundo o cámara de gas o sala de torturas tan oscura donde El no haya descendido en su muerte para tomar posesión de ella y convertirla en un lugar de amor, de salvación, de Pascua.

3.- La muerte del cristiano, finalmente, es un encuentro, puede ser que la muerte y el demonio y nuestros pecados y terrores vengan a buscarnos pero hay Uno más fuerte que todos ellos que nos toma de la mano y nos reclama como posesión suya, comprados por su propia sangre. Si morimos en gracia de Dios no hay nada que temer.

Qué difícil se hace morir pues estamos hechos para la vida, pero es sólo un parto, una puerta, un paso.

Lo que importa no es la puerta es lo que hay detrás de ella, aún mejor Quien está detrás de ella.


El que sabemos que nos espera porque no nos ha dejado nunca.

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