A la muerte de un cristiano nuestra fe le pone un nombre misterioso y hasta un poco escandaloso, es el mismo nombre que
usamos para el momento más alegre, victorioso, del año,... la llama
"Pascua".
1.- Porque "Pascua" significa "paso"
Pues del mismo modo que el pueblo de Dios
pasó de la esclavitud de Egipto a la libertad saliendo de allí en medio de
sufrimientos y terrores pero Dios abrió el Mar para que "pasasen"
así de la misma manera Jesús atravesó la
muerte, con todo su misterio de dolor, miedo y soledad, siendo arrancado de su
poder por el brazo del Padre,
precisamente para que el cristiano pueda
vivir ese misterio primero sacramentalmente en el bautismo y luego físicamente
en su propio "paso".
Es bellísimo que en el entierro de los
cristianos cantamos el mismo salmo que en su bautismo: "El Señor es mi
Pastor" (Salmo 22) el cual nos lleva de la mano cuando "pasamos"
por las cañadas oscuras de la muerte y nos lleva a un lugar seguro, a los
pastos verdes de la vida eterna, resucitada.
2.- Pascua es paso. Pero también el paso del Señor por nuestras vidas.
Igualmente que pasó por el campamento
hebreo protegiendo con la sangre del Cordero las jambas de sus puertas para que
no les tocara la destrucción así esa sangre toca los labios del agonizante en
el viático -la última eucaristía- y sus manos y frente con el aceite de la
extrema unción, aceite de fortaleza según la expresión del salmo 22: "me
unges la cabeza con perfume y mi copa rebosa, me preparas para la batalla
frente al enemigo".
Porque es cierto que la muerte es la última
batalla de la vida ¡y
cuánto cuesta morir a veces! qué misterio tan grande es esa prolongación del
sufrimiento, pero nada sucede sin que nuestro Señor pase por ello
convirtiéndolo en oportunidad de convertirnos más profundamente a El, de
reparar y dolernos de nuestros pecados y prepararnos para soltar nuestro cuerpo
(hasta que lo que recuperemos ya sin dolor ni miseria sino glorioso en el
último día).
La muerte del cristiano es paso del Señor,
es Pascua, es dolor y miseria muchas veces pero es más fuerte su Presencia.
Es está allí, no sólo al otro lado
esperando sino allí, junto a nosotros, aún cuando muramos en la más terrible soledad de la
peor de las muertes, no hay océano tan
profundo o cámara de gas o sala de torturas tan oscura donde El no haya
descendido en su muerte para tomar posesión de ella y convertirla en un lugar
de amor, de salvación, de Pascua.
3.- La
muerte del cristiano, finalmente, es un encuentro, puede ser que la muerte
y el demonio y nuestros pecados y terrores vengan a buscarnos pero hay Uno más
fuerte que todos ellos que nos toma de la mano y nos reclama como posesión
suya, comprados por su propia sangre. Si morimos en gracia de Dios no hay nada
que temer.
Qué difícil se hace morir pues estamos
hechos para la vida, pero es sólo un parto, una puerta, un paso.
Lo que importa no es la puerta es lo que hay detrás de ella, aún mejor
Quien está detrás de ella.
El que sabemos que nos espera porque no nos
ha dejado nunca.
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