miércoles, 29 de enero de 2014

CONSTANCIA




¿Acaso fue un sueño Su promesa? Te aseguró que con Él moverías montañas, que serías capaz de amar,... con Él. Cuando nadie crea en ti, cuando te cierren las puertas, por favor no te detengas porque debes continuar; la esperanza te hará mirar más allá, y la fe te dará fuerzas de creer que vencerás; ahora es tiempo de avanzar, y olvidar el pasado y celebrar lo que vendrá. ¡Cree! Repite: ¡Yo te doy gracias por lo que estás haciendo! ¡Yo proclamo tu victoria sobre mí, sobre mi noviazgo, sobre mis estudios, sobre mi matrimonio, sobre mi sacerdocio! Proclama: “¡Creeré! Sí, Señor, creeré, confiaré! Grítalo, proclámalo aún en contra de las voces que en tu interior te dicen lo contrario… y póstrate en adoración.

No renuncies a tu valentía, que tendrá una gran recompensa. Te falta constancia para cumplir la voluntad de Dios y alcanzar la promesa. Un poquito de tiempo todavía, y lo que El te tiene preparado llegará sin retraso; “mi justo vivirá de fe, pero, si se arredra, le retiraré mi favor” dice tu Amigo. Pero nosotros no somos gente que se arredra para su perdición, sino hombres de fe para salvar el alma ¿verdad?

Fijos los ojos en El corre, ¡corre!... dejando atrás lo que queda y lanzándote hacia delante, hacia lo que El te tiene preparado, algo precioso y maravilloso. Pero recuerda que esta constancia en medio de la prueba es «fruto del Espíritu» no de tus fuerzas. Pídela. La constancia, madurada en la prueba tiene como fruto la esperanza que no decepciona. ¿En qué consiste esa esperanza? En que con Cristo vencerás porque tienes a Dios contigo aún siendo pecador. Justo para esto murió Jesús por ti, que eres egoísta y pecador, para reconciliarte con Dios, para salvarte. Tu esperanza es que ya has sido salvado por Jesús porque el Padre te ama y el Espíritu da testimonio de esto dentro de ti. También en medio de la prueba. En medio de ese cansancio, de ese no poder más, El te dice: ¡Sé valiente amigo, ten ánimo, espera en Mi! El no permitirá que la prueba te supere, su fuerza se realizará en tu debilidad. El te dará la fuerza que necesitas para aguantar, para permanecer en su Amor. Vencerás, darás mucho fruto, vivirás. Para alabanza de su Gloria.

Y si quieres proclámalo así: http://www.youtube.com/watch?v=euMCH7UyKB8

jueves, 23 de enero de 2014

LUZ


Una vez los hombres de una tribu africana recibieron la visita de unos misteriosos personajes, aquellas dos mujeres vestidas de blanco y azul venían a estar con ellos, a escucharles, a servirles y a contarles que eran alguien grande para Dios: ¡sus hijos! y que por ello eran hermanos entre sí y de todos los hombres, también de sus enemigos, les decían que cada hijo era precioso y que las mujeres eran igual que los varones, que era posible un amor fiel y fecundo que durase para siempre, que el poder era un servicio y los bienes un regalo a compartir. Su alegría y su paz conquistaban los corazones de los más sencillos, hasta que un día desaparecieron; nadie encontró sus cuerpos, pero la selva lloraba y todos los sabían, su Luz quemaba “y las tinieblas no les recibieron” … Pero algunos, los más sencillos, habían visto cómo aquellas mujeres sencillas les trataban y se trataban entre sí, más allá de sus miserias y egoísmos un amor muy profundo brillaba desde dentro de ellas. Y creyeron. Eran pocos. También fueron condenados, torturados y ejecutados como rebeldes. Pero cantaban en el martirio y perdonaban a todos. Y cuanto más se azuzaban las mechas de esta herejía más prendían y más se extendían. Siempre entre los sencillos, siempre en contra, siempre en minoría, como una luz a punto de extinguirse pero imparable en su propagación, de madre a hija, de abuelo a nieto… Un día los jefes lo comprendieron. Debían apoderarse de esa luz, fingir la conversión, adecuarla a su modo de vivir. Pero la luz no es así, no se deja encerrar, es libre y hace libres, no la puedes controlar y lo peor: deja en evidencia, pues descubre a todos la intención de cada corazón. Esa misma luz que sigue llenando de paz y serena claridad a los miserables que creen  -cada vez más- en la vida, en el perdón, … en Dios.



“Al país que caminaba en tinieblas una gran Luz les brilló”. Pueden los hombres ignorarla, pueden criticarla, renegar de ella e incluso perseguirla, luchar por ocultarla, sofocarla, pero “no se puede ocultar una ciudad puesta sobre un monte”, no se puede apagar este incendio. Hoy El te dice como a la Madre Teresa “Ven, sé mi luz” ¿qué le vas a responder?

miércoles, 8 de enero de 2014

ILUSION


Cuántas fuerzas pierdes imaginando otra vida, otras circunstancias. El signo de que estos pensamientos no son del buen espíritu es que al principio te enardecen pero después al volver a la realidad te quedas triste, decepcionado, como pensando que nada de lo soñado se puede realizar ahora. Y decides no desear más, intentar simplemente sacar disfrutar de lo que tienes, reprochándote –incluso- tu falta de gratitud por lo presente. Y sin embargo el Señor es el Dios de las sorpresas, el Deus semper maior (siempre más grande que nuestras concepciones, tan limitadas), el Líder de los proyectos siempre más altos, más amplios, en un horizonte que se nos escapa. Ensánchame el corazón y correré por el camino de tus mandatos. Qué buena petición al comenzar el año. Necesitamos no que El cumpla nuestros deseos sino que sus proyectos ensanchen nuestro corazón y nos pongan las pilas, nos lancen, nos hagan correr. Por eso es imprescindible pedir al Señor que te contagie su ilusión por tu propia vida. Para vivir el presente con pasión es necesario mirarlo con visión de futuro. Pero no nuestra visión sino la suya. Ponte delante de esa imagen de Jesús que has colocado en tu casa de forma especial y mírale a los ojos. Permanece en silencio unos segundos. Comienza a repetir el nombre de Jesús hasta que tu corazón se acompase al suyo. Y ahora dile: Gracias por todo lo que vas a hacer en mi vida. Proyecta en tu mente las imágenes más ilusionantes acerca de tus hijos, de ti mismo, de las personas que amas. Mírales maduros, felices, fecundos, tan llenos del Señor, transformando el mundo en lo pequeño. Voy a hacer una obra entre vosotros que si os lo contasen no os lo creeríais; ya ha comenzado a suceder ¿no lo ves?