jueves, 11 de diciembre de 2014

LA HUMILDAD DE LA LUZ


Jesús, Tú eres la Luz. La Luz verdadera que alumbra a todo hombre. Pero como la luz eres humilde. Ella, la luz, baña la tierra y nos permite ver la belleza de las cosas creadas; sin embargo nadie repara en su propia belleza. Ella refleja sobre las gotas del rocío sobre las hojas del otoño, rompe entre las nubes la oscuridad de la tormenta, hace nacer el día tímidamente mezclada con la bruma de la mañana. Todo vuelve a la vida con ella: el hombre y los animales comienzan sus trabajos, desde el más pequeño de los insectos hasta el más importante de los príncipes de la tierra. Agradecemos su cálida y fugaz caricia sobre nuestro rostro y seguimos nuestros quehaceres consolados por ella. La luz como el amor, es humilde, no se impone, es benéfica, gratuita, universal, llena de paz y de alegría.  Jesús, Tú eres la Luz. Por ello no te impones aunque nunca dejas de brillar. Tu resplandor atraviesa imperceptiblemente el universo, lo sostiene y lo encamina hacia su destino final y sin embargo sólo el corazón sencillo goza de tu calor, como la plantita que extiende sus hojas humildemente hacia el Sol benéfico. Así, sólo los humildes son capaces de descubrir el tesoro escondido, abrirlo y saciarse de su Luz. Hágase en mí según tu Palabra.

martes, 9 de diciembre de 2014

¡Abrir las puertas a la alegría!



Parece evidente, no hace falta ser exhortados a esto y sin embargo… no lo es. ¿Por qué nos aferramos a esas melancolías? Porque en ellas somos los protagonistas y sin embargo en la consolación el protagonista es el Espíritu Santo.

Dejarme querer con la inconsciencia de un niño, gratuitamente, abandonado en Su Amor. Alegrarme, vivir alegre por lo que El ha hecho, hace y va a hacer contando con mi ser desastroso… dar gracias por adelantado, alabarle.

¡FE! Nos falta tanta fe… Recuperar la alegría de la fe, la alegría de vivir de fe, vivir de la fe, sobrenaturalmente, un poco “a-normal”. No apaguéis el espíritu, no despreciéis –descuidéis- la profecía. Vivir todo preguntándote, orando, invocando al Espíritu, la protección de la Madre, en el nombre de Jesús y por su Sangre, alabando y dando gracias por adelantado, intercediendo. Desde la fe. Después de haber vivido tantas cosas ¿cómo no vivo totalmente de la fe en Ti, Señor?

Vivir de los consuelos de Dios, de sus consolaciones, de la acción del Consolador, en todo momento. Pedirlo, esperarlo, vivirlo, agradecerlo, fructificarlo.


Madre, fórjanos como tú: receptiva pero no pasiva, para que actúe en nosotros el Dios de las sorpresas, El que está en medio de nosotros pero todavía no conocemos realmente, no valoramos el poder y la fuerza real de su acción, todavía no conocemos realmente su alegría… Abrámonos a ella, el Señor está cerca, llamando ¿le cerraremos por miedo a una alegría no controlable?

martes, 25 de noviembre de 2014

DIEZ CONSEJOS PARA UN CURA O UN APOSTOL(A) JOVEN



Me atrevo a transcribir estos consejos de Tony Morgan por su interés y porque a mí me han ayudado y me he sentido identificado en algunos aspectos. Que os aprovechen, vienen de un apóstol con mucha experiencia pastoral.

1.- A veces te sentirás abrumado. ¿Conoces ese sentimiento, no? Al igual que no se puede hacer de todo, a veces no estás seguro de por dónde empezar. Esos sentimientos a veces no te dejan ser libre como líder. Habrá temporadas donde estos sentimientos son más fuertes que otras, pero si estás haciendo cualquier cosa de valor es normal que de vez en cuando te sientas abrumado. Estos sentimientos son parte de la vida. Algo que nunca terminarás de superar.

2.- No siempre sabrás qué hacer. Nunca llegas a un punto en la vida en que has aprendido todo. Eres mejor en algunas cosas que en otras. La sabiduría y la experiencia tienen sus beneficios, obviamente pero, independientemente de tu edad - si estás haciendo algo productivo -  aprenderás algo todos los días.

3.- Rara vez vas a estar 100% seguro. Siempre tendrás un elemento de riesgo en tu vida. Siempre te verás obligado a seguir adelante por la fe. Eso es una buena cosa. Así permaneces con los pies en la tierra pero los ojos vueltos hacia Dios.

4.- A veces aprendemos sólo por la experiencia. Y eso es estupendo. Si pones todo tu esfuerzo en algo y no funciona - o no es tan bueno como pensabas que sería - es fácil sentirse frustrado. Pero, el proceso te enseñará algo. El valor de la experiencia de aprendizaje es enorme.

5.- Muchas veces te sentirás subestimado. Habrá un montón de cosas que nadie se dará cuenta de que las has hecho. Las grandes cosas. Parecerá a veces que nadie se ha dado cuenta o que a nadie le importa. Y eso puede no ser cierto. Puede que simplemente estás viviendo una vida plena y otros simplemente están a lo suyo. Como todos los líderes apostólicos encontrarás tu recompensa en el conocimiento y la satisfacción personal deL trabajo bien hecho más que en el reconocimiento público de ese trabajo.

6.- La gente te está viendo.. Qué haces. Qué dices. Aún más lo que  publicas en los medios sociales. Algunos estarán de acuerdo. Algunos no.
Algunos estarán de acuerdo sólo para mostrarte su lado bueno. Decepciónalos y se irán. Dicho todo esto, no te avergüences ante la gente. Esa nunca es la respuesta correcta. Tan sólo tenles en cuenta. Sé suave como una paloma y sabio como una serpiente.

7.- Aprende pronto las palabras de un liderazgo apostólico exitoso. En la línea de lo dicho anteriormente las palabras de un líder tienen un gran peso. No digas "mi" equipo o tu liderazgo no será muy exitoso. El lenguaje de un líder siempre debe ser más inclusivo que exclusivo. Hazte fan de palabras como "nosotros", "nos" y "nuestro". Cuanto más se incluyen a las personas más van a sentirse incluidas y será más probable que sufran contigo y contigo vivan la victoria.

8.- A veces, si creemos en algo lo suficientemente fuerte tenemos que asumir el riesgo de estar solos. Esa es una dura realidad en un mundo que trata de forzar a la igualdad. Pero si eres firme a veces solamente tendrás que estar solo hasta que otros se pongan al día o hasta que comprendan tu idea. Eso no quiere decir que no debas escuchar a quien te aconseje. Deberías. Debes tener mentores y estar abierto a la crítica constructiva. Nunca tomes decisiones importantes sin la aportación de los demás. Pero, no renuncies a lo que sabes que es correcto - especialmente aquellas cosas que sientes que Dios te está llamando a hacer – sólo porque no sea popular.

9.- Las grandes cosas se inician con humildes comienzos. No tengas miedo de empezar desde abajo y trabajar camino hacia la cima. El premio mayor se siente cuando se construyó de la manera difícil. Nunca subestimes el poder de un momento.

10.- Tienes que disciplinarte para descomprimir. Durante la temporada alta de la vida, cuando hay mucho trabajo por hacer, el tiempo es esencial y por tanto tienes que disciplinarte. Para descansar. Para re-calibrar. Para reorientar. Para volver a descubrir la pasión que una vez te alimentó. Para volver a conectar, si es necesario, con una profunda intimidad con Dios. Tienes que disciplinarte para eso. Es esencial para la vida. No descuides tu alma.

Amigos, como terminaban sus sermones los antiguos predicadores así termino este post: "lo cual deseo para ustedes del mismo modo que lo deseo para mí". Dios os bendiga

miércoles, 22 de octubre de 2014

PRESENTE


El otro día charlando con una amiga me decía: "Si miro al futuro no veo nada, me pierdo". Y quién duda de que tener un proyecto, una visión de futuro es importantísimo. Pero la entiendo. Dice Santa Teresita: "Para ser santa sólo tengo el momento presente". Y en realidad el Señor sólo da el pan de su gracia "cada día": el amor necesario para vivir ese día. "No llevéis alforjas- dice el Señor- y comed de lo que os pongan". Qué libertad da el vivir así. Qué alegría tan sencilla y tan sólida. Hoy el Señor me sostendrá. Hoy me voy a entregar. Y estoy convencido de que al final del día le daré gracias por su Fidelidad. "Es bueno dar gracias al Señor y tañer para tu Nombre, oh Altísimo: proclamar por la mañana su Misericordia y de noche su Fidelidad" (Salmo 91). El enemigo nos confunde con el futuro llenándonos de miedos e inseguridades. Y en una cosa tiene razón: Dios no nos asegura el camino. Pero no es verdad -y por eso es el príncipe de la mentira- que eso nos deba hacer temer, porque el Señor sí que te asegura que sea como sea el camino El va a estar contigo. El presente se llama así porque tiene nombre de regalo. Escuché en Roma a Mons. Novell decir que el problema de muchos de nosotros es que no vivimos el hoy. "Sólo por hoy..." Así comienza una oración que el papa bueno, san Juan XXIII hacía -lógicamente- cada día. Te la regalo. Pide esta sabiduría también para mí. 

1.    Sólo por hoy tratare de vivir exclusivamente el día, sin querer resolver el problema de mi existencia todo de una vez.
2.       Sólo por hoy tendré el máximo cuidado de mi aspecto, no criticaré a nadie y no pretender mejorar o corregir a nadie sino a mí mismo.
3.            Sólo por hoy seré feliz en la certeza de que he sido creado para la felicidad, no sólo en el otro mundo, sino en éste también.
4.   Solo por hoy me adaptare a las circunstancias, sin pretender que las circunstancias se adapten a mis deseos.
5.      Sólo por hoy dedicaré 10 minutos de mi tiempo a una buena lectura, recordando que, como el alimento es necesario para la vida del cuerpo, así la buena lectura es necesaria para la vida del alma.
6.       Sólo por hoy haré una buena acción y no lo diré a nadie.
7.      Sólo por hoy haré por lo menos una cosa que no deseo hacer, y si me sintiera ofendido en mis sentimientos, procuraré que nadie se entere.
8.            Sólo por hoy me haré un programa detallado. Quizá no lo cumpliré cabalmente, pero lo redactare.  Y me guardaré a dos calamidades: la prisa y la indecisión.
9.   Sólo por hoy creeré firmemente, aunque las circunstancias demuestren lo contrario, que la buena providencia de Dios se ocupa de mi como si nadie más existiera en el mundo.

10.    Sólo por hoy no tendré temores. De manera particular no tendré miedo de gozar de lo que es bello y de creer en la bondad.